Riña entre hermanos deja un muerto en Santa Rosa

Tal parece que la historia bíblica de Caín y Abel está condenada a repetirse una y otra vez en Cartagena y sus alrededores.

El último caso databa del mes de julio de este año, cuando un hermano mató a otro en el mercado de Bazurto por una disputa de 50 mil pesos.

Ayer, en otro insólito hecho de intolerancia y abominación hacia su propia sangre, un menor de 13 años le clavó un cuchillo en el pecho a su hermano de 20, en el vecino municipio de Santa Rosa de Lima.
La víctima es Aldair José Figueroa Díaz, quien estaba emocionado porque este 21 de diciembre se graduaba como bachiller.

Todo ocurrió a las 9:30 de la mañana en el barrio Villa Esperanza.

Aldair estaba en la cocina de su casa preparándose el desayuno, cuando apareció el hermano y, al parecer, tuvieron una discusión.

Dicen allegados que el par de hermanos solía pelear por cualquier bobada, como el control deltelevisor y cosas absurdas, y que el trato del menor siempre fue más ofensivo y vulgar. Ayer, en la cocina, no fue la excepción.

“Lo empezó a molestar y Aldair le dijo que se fuera. Entonces, él le respondió con groserías y malas palabras. Ahí empezaron a forcejear. De un momento a otro, el de 13 años agarró un cuchillo y se lo enterró en el pecho”, comentó un vecino de la familia.
En total, eran cinco hermanos quienes vivían en la misma casa con su mamá. La víctima mortal ocupaba el segundo puesto, mientras que el homicida era el cuarto.

La madre de ambos, desconsolada, aseguró que fue testigo de la discusión, pero no pensó que iba a terminar de forma trágica.

Ella se encontraba en la sala cargando a su último hijo, cuando vio a Aldair salir de la cocina diciendo: “mami, me dio, me dio”.

“Yo no le creí, no le vi sangre, pero cuando lo vi que se agarraba el pecho y que se tiró en el mueble de la sala, enseguida acosté al bebé en el cuarto y me fui a revisarlo. Lo quise ayudar a parar del mueble, pero lo vi ensangrentado, de inmediato salí a la calle a pedir ayuda”, relata la señora.

Ya en la terraza, la mamá paró la primera moto que vio y en ella iba como parrillera una amiga.

Al detenerse, esta mujer le dijo que no se preocupara, que ella misma lo llevaba.

“Yo me quedé en la casa y a él se lo llevaron. Al rato ella regresó a decirme que mi hijo se había muerto, que ni siquiera llegó vivo al hospital”, puntualiza la acongojada progenitora.

El adolescente que causó la desgracia emprendió la huida de inmediato rumbo hacia los montes del pueblo, y hasta ayer al cierre de esta edición las autoridades no habían dado con su paradero.

La vecina que en una moto ayudó a llevar a Aldair malherido al hospital, relata que el joven murió en sus brazos. “Él decía: ‘me duele mucho, me duele’, y yo le decía que no hablara, que no se preocupara porque todo iba a salir bien. Después se quedó callado y entonces fui yo la que le dije: ‘háblame, háblame’, pero ya no respiraba, ingresó al hospital sin signos vitales”, aseguró la señora.